Robert Bresson ha sido posiblemente uno de los directores europeos más exigentes e innovadores, aunque no sea fácil verlo en sus películas. Era tan pesado con cada elenco, casi siempre compuesto por actores y actrices no profesionales, que podía repetir una toma hasta la saciedad con tal de que la representación de la escena resultara hasta aburrida y las expresiones de los rostros estuvieran ausentes de toda emoción. Así, consiguió una naturalidad y una sencillez abrumadoras que no he logrado ver en ningún otro director o directora.
Pickpocket es un ejemplo de su cine, donde la conciencia y la moralidad suelen mezclarse de una forma magistral en la que a la persona que ve la cinta no le queda otra que involucrarse éticamente. Hay quien dice que la cinta tiene claras referencias a "Crimen y castigo", aspecto que nunca reconoció Bresson y que para mí no están nada claras más allá de determinadas cuestiones que usa el director para montar la historia, pero que son comunes a muchos dramas psicológicos.
Desde luego, "Pickpocket", al igual que "Un condenado a muerte se ha escapado", "Diario de un cura rural" o "El dinero", es una obra maestra y una excelente manera de acercarse al universo peculiar y austero del director francés.
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